Un fatídico plazo atravesó la puerta de la estancia
donde mi paciencia se tomaba un cafecito,
y se la llevo no se donde.
Me quede alarmado,
buscando con la linterna y una lupa
el rastro de lo que te di.
Solo encontré a Aladino… con la lámpara rota.
Desde entonces los cuatro jinetes del Apocalipsis
juegan al polo con mi cabeza,
esa que degolló anoche
el filo del desaliento.
donde mi paciencia se tomaba un cafecito,
y se la llevo no se donde.
Me quede alarmado,
buscando con la linterna y una lupa
el rastro de lo que te di.
Solo encontré a Aladino… con la lámpara rota.
Desde entonces los cuatro jinetes del Apocalipsis
juegan al polo con mi cabeza,
esa que degolló anoche
el filo del desaliento.
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