Manuel metió en su maletín 2 pantalones, 3 camisas y alguna ropa interior para el viaje, también empaqueto sus oraciones a un Dios que se había peleado con él y con sus antepasados desde hace mas de 500 años (al menos eso era lo que Manuel creía), empaco la esperanza de que el hacedor de todo lo visible y lo invisible se apiadara de él y le cambiara la suerte, había doblado cuidadosamente el deseo de una segunda oportunidad y lo había puesto entre los pantalones y las camisas para que no se le ajara. Antes de cerrar la puerta, contemplo a Lupe y a sus críos que seguían dormidos... se los tatúo en la memoria para llevárselos consigo.
Manuel no sabía cual era el “sueño americano” que tanto repetían el presidente,los diputados,los políticos, los periodistas, analistas y escritores de turno, cuando hablaban de la galopante emigración en el paisito, el solo sabía que tenía buscar otras fronteras para vivir su propio sueño, que más bien, se parecía a la poesía de Alfredo Espino “Un Rancho y un Lucero”. Quería sobrevivir y que los suyos sobrevivieran con él, quería romper ese círculo vicioso de muerte lenta al que estaban condenados.
Manuel se canso de esperar que el “posterboy” del cambio (así llamaba el, al presidente, ya que tenía un poster de funes adornando la champita en que vivía) cumpliera las promesas de campaña y hasta le parecía, a veces, que todo estaba peor, que el esfuerzo de organización de la gente por empujar un mejor El Salvador no había valido la pena y lo que lo único que habían cambiado eran los que gobernaban pero no las cosas.
Manuel no alcanzo a cruzar la frontera gringa, unos pistoleros le salieron al paso en San Fernando Tamaulipas (Mexico) y fue masacrado con otros 71 soñadores igual que él.
Al hurgar entre sus cosas, los sicarios encontraron bien dobladitos las oraciones y el deseo de otra oportunidad que Manuel había empacado junto a la ropa, decidieron quedarse con ellos, porque pensaron que les serian útiles el día del juicio final.
Es inevitable, no habrá ley ni masacres que detengan el flujo de inmigrantes hacia el país del norte, mientras lo único que nuestros gobiernos ofrezcan sea más desempleo, más hambre más delincuencia, más corrupción, más impunidad, menos salud, es decir, mas muerte en cámara lenta.